Antes, el día de tu cumpleaños era especial, ¿por qué? Pues porque ibas al cole con ilusión, repartías chucherías entre tus compañeros y cuando volvías a casa, tu madre ya había preparado una mesa con galgerías como patatas fritas, cortezas, los maravillosos gusanitos rojos, por supuesto también blancos, Coca colas, Fantas y cervezas para los mayores, y lo más famoso de todo... Un enorme platos lleno de sandwiches cortados por la mitad de distintas fiambres.
Tarta-Friki |
Llegaba el momento de la tarta, luces apagadas, velas encendidas y soplándolas pedías el deseo, algo tan simple como un ordenador Spectrum de cinta de casette. A veces jamás se cumplía.
Después que devorar la tarta con gula, te bajabas a la calle a jugar con tu nuevo balón, o con cualquier regalo nuevo. Y te habías pegado una maravillosa tarde con los primos, amigos y vecinos... Todos reunidos por ti.
¿Que será? Una mierda empapelá |
En cambio los cumpleaños de hoy dan pena. ¿Donde pollas han quedado las fiestas en casa?, ahora se reserva una puta mesa en McDonald, te pones un estúpido gorro de cartón en la cabeza, o una misera corona si estas en Burger King, te comes una hamburguesa, que lo mismo esta hecha de carne de rata o cualquier cosa asquerosa, unas patatas fritas congeladas y ya está cumpleaños resuelto. Ni Tarta ni hostias. ¿Donde queda lo de mojar el gusanito rojo en Fanta? Eso no se hace ya, que las mamás de hoy en día te regañan por guarro. ¿Y lo de bajarte a la calle a jugar con los amigos?... No puedes, hay más coches que gente. Y si te pegas un buen eructo no recibes el pescozón, que el que lo da va a la cárcel.
Pero lo peor de todo es que ya no recibes varios regalos, uno de cada amigo o familiar, ahora se juntan todos y compran un regalo. ¡Menuda mierda!
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