Pero antes no era así. Temíamos a los profesores. Tirones de orejas o de las patillas, lanzamientos de borrador de pizarra que te golpeaba entremedias de los ojos, pescozones, collejas, castigos después de clase, sin recreo, de cara a la pared, y unas broncas que te hacían bajar la cabeza y mirar la mesa. Y mira, hemos salido muy espabilados y ahora a muchos de esos profesores se lo tenemos que agradecer. Todos hemos escuchado aquellas míticas frases que todo profesor o profesora nos decía. Vamos a darles un repaso.
Había una que era célebre. Viernes, última hora, todos estábamos revolucionados. Queríamos salir para jugar y divertirnos, mientras el profesor explicaba algo. Harto de oírnos decía "Ya sé que es Viernes, es última hora y estáis cansados, pero un poco de silencio, que yo también lo estoy"
"Que vas a ser en la vida... ¿un mendigo?" |
Otras veces cuando estabas partiéndote de risa, escondido detrás de tu compañero, él miraba y te decía con tono amenazante "¿De que te ríes?". Pero si eramos varios los que nos reíamos entonces soltaba "¿Que les hace tanta gracia? Cuéntennos el chiste que nos riamos todos". Otras veces era una amenaza, normalmente cuando ya lo tenias hasta los cojones de risas y decía "La próxima vez que te oiga te vas a la calle"
Cuando lo pillabas especialmente cabreado, por que dormiría mal o por que no mojaba en casa, enseguida nos decía que era lo que pensaba de nosotros "Sois la peor clase de todo el instituto, ¡Que vergüenza!"
Peligroso era llegar a clase masticando chicle. Hacías lo imposible para que la profesora no te pillase, pero te veía y te decía "Tira el chicle, que parece una vaca rumiando"
Castigo legendario |
Cuando decías una idiotez, y la gente se reía, y otra idiotez y la gente se meaba de risa, así hasta que tu maestro se hartaba y te soltaba con gesto de asco, "Deja de hacerte el graciosillo anda"
Había veces que tu vejiga no podía aguantarse y le preguntabas al profesor si podías ir al baño, el respondía "¡Pero si acabas de venir del recreo!", tu decías "es que no me ha dado tiempo", y él muy tajante cerraba el tema con un "Te aguantas"
Y quizás la más mítica de todas era aquella que soltaba de repente, "Saquen los folios en blanco, no quiero ver ningún libro encima de la mesa, ¡Examen!". Nosotros sorprendidos falsamente decíamos al unisono, "¡Examen! ¿Que examen? ¡Si no dijo nada de examen!". Pero él nos ignoraba. No colaba
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